Corría
el año de 1985, regrese a mi casa después de una fiesta como a las cuatro de la
mañana, sentí un fuerte dolor en el estomago, sentí miedo, creí que estaba
intoxicado, me dieron en casa una agua de yerba buena, esto me alivio y me
quede dormido, a las siete de la mañana desperté con un fuerte cólico que me
hacia ir y venir a la otra
vida.
Llamaron
a mis amigos y me llevaron al hospital de Piedecuesta (Santander), estando allí
me dio nuevamente el cólico y me agarre de la varilla del sostenedor del suero
y era tan fuere el dolor que la doble. El médico que me atendía un joven me
dijo jocosamente que si me creía el hombre increíble se vería en la necesidad
de trasladarme al hospital Ramón González Valencia, antes que destruyera su
pobre hospital, creo que el chiste se complementaba porque me ponía verde del
dolor.
Un
medico que no conocía me dijo lo siguiente “Hay dos cosas que no puede soportar
un hombre el desprecio de una mujer y un cólico renal” me dieron de alta y me
enviaron a tomar cerveza al clima y a orinar en un lienzo para recoger el
calculo que tenía como lo revelaba la radiografía que me habían tomado, el
viacrucis empezó el sábado y duro hasta el día martes, durante este periodo
cada vez que se movía el cálculo un cólico fuerte e intenso que era controlado
con una droga denominada sistalgil.
El día
martes expulse el cálculo, cuando le conté a la señora enfermera que lo había
expulsado, me dijo muy calmadamente “mijo ahora ya sabes cómo es un parto,
acabas de parir” lo cual lo asentí con una carcajada.
Así se
su sucedía en el año de 1987, en una de mis crisis me aplicaron la medicina de
siempre para controlarme el dolor, cuando empecé a tener un escozor por todo el
cuerpo, creía que la droga estaba pasada, el doctor Muton, dictamino… que me había vuelto alérgico a la
droga que consumía para poder sostener mi malestar, me aplico creo que fue un Necroton
y me paso, me recomendó no volverla a utilizar.
Así
continúo mi enfermedad en el año de 2003. Volví nuevamente al hospital Ramón
González Valencia, me formularon los fármacos y me citó para el día lunes para
programarme una operación del riñón. Compre los medicamentos en la droguería enfrente del
hospital, la cual tenía el servicio de inyectología, atendido por un señor que
tenia la fama de colocar las inyecciones sin que se sintiera casi dolor, cuando
entre y le entregue los fármacos me dijo así, ¿sufres del riñón?, si, bueno te
voy a dar un remedio si no te curas no me das regalo. Tienes que comprar un
extracto de pepino cohombro y unas gotas de vira vira, estas es para evitarte
una infección, tomas una cucharadita de pepino tres veces al día acompañada
de 25 gotas de viravira disueltas en agua.
Empecé
el tratamiento y estando en el consabido proceso de expulsar el cálculo, prendí
la radio y en ella por coincidencia estaban entrevistando a un famoso Urólogo,
después de muchas preguntas el periodista le pregunto al cierre del programa
¿Doctor, y cuál es el mejor remedio para los cálculos renales? A lo cual
respondió el especialista. Si te tomas el acueducto de Bogotá yo de mi bolsillo le hago
otro. Y termino el programa.
El
mensaje estaba ahí, yo no sabía beber agua, solo tomaba refrescos, jugos, gaseosas
y cuanto enlatado conseguía, al agua le hacia el feo. Si iba a tomar agua tenía
que echarle algo, aprender a tomarla sola fue un proceso largo y tedioso, pero
aprendí a beber agua y hoy después de diecisiete años no he
vuelto a sufrir del riñón……….. Simplemente cambie un hábito industrial por uno
más humano, aprendí a beber el liquido más sagrado del mundo ELAGUA.
interesante artículo
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